Mis fotos de Yemen

ALLA DONDE ESTES...BATIENDO LOS ESTOMAGOS DE LA GENTE ENTRE LAS PIEDRAS DEL DESIERTO.......NUNCA TE OLVIDARE

2/7/09

EL ZOCO

Lo primero que hicimos después de visitar el Museo Arqueológico fué ir al zoco. El zoco de Sana´a tiene mil quinientos años de edad y las casas han cambiado poco en ese tiempo, siguen perteneciendo a una sola familia patriarcal que acoge a las familias de sus hijos y rúne tres generaciones. Es uno de los más antiguos del mundo árabe que funcionaba ya antes del advenimiento del Islán, favorecido por la estratégica posición de la ciudad en la ruta comercial de prósperas civilizaciones.

Hoy se extiende por el centro de la Ciudad Antigua constituyeno un abigarrado bullicioso, polvoriento (ó embarrado) conjunto de calejuelas, pasajes y paadizos, algunos protegidos con toldos, plásticos ó descoloridos paraguas. Algunos puestos se hallan al aire libre y otras son minúsculas tiendas repletas hasta el techo.

El zoco está superordenado por gremios, están agrupados los joyeros, los vendedores de jambias, los d especias, los de frutas, los de fruto secos y dátiles, los de té y café, los de antiguedades (quincalla más bien) los de sal, los de productos de belleza, los de herramientas, los de cacerolas y útiles de cocina, los de telas y ropa, los de sandalias y zapatos de goma.

En estos tiempos de competencia feroz hay algo que conmueve en el zoco. nadie hace una segunda venta mientras su vecino no se haya estrenado.

Tres sentidos se exacerban especialmente en el zoco de Sana´a: la vista, el oído y el olfato. Con los ojos se pueden ver multitud de artículos y productos casi siempre modestos y primarios, pasados de moda ó de un diseño entre naif e impersonal, representativos del bajo nivel de vida del país, muchos de estos artículos provienen de China, Corea ó Lituania. Por los oidos se calibra la actividad del zoco: cacareo de gallos, gritos e oferta, el rasgueo de un laud a todo volumen, bramidos de camello, el revoloteo de inectos, las toscas balanzas rechinando a ojo de buen cubero, el viento agitando papeles, plásticos y toldos agujereados....y el silencio de quienes esperan con una cierta angustia que alguien compre la modesta mercancía.

Por la nariz entran en tropel un sinfín de olores, aromas y pestes, entre ellos, según donde sople el aire se distinguen las penetrantes especias, los fritos maduros, el té, el café, los pucheros, el pan caliente....pero tambíén los tubos de escape de las moto taxi, las boñigas y las basuras, eso si montones y montones de basuras por todas partes. En su conjunto el zoco resulta un retablo increíble, como extraído del tiempo en el que cada objeto, cada persona, ó cada animal tiene su espacio y su justificaciónde existir solo en ese contexto que se anima antes de la salida del sol y que languidece mucho después de que la noche se haya apoderado del recinto.

En cuanto nos adentramos en el zoco tuve la sensación de que estabamos en otro mundo, en otra época, la inmensa mayoría eran hombres, todos con su jambia , un largo puñal curvo que se desliza bajo el cinturon que llevan en el vientre niños y mayores, la jambia es un símbolo de masculinidad exclusivamente yemenita.

Vestían con sus faldas de inmenso colorido la típica americana que es la otra parte de la indumentaria habitual, cubrían su cabeza conpañuelos perfectamente colocados y arrastraban sus sandalias con los pies llenos depolvo; nos miraban con descaro pero con respeto y sobre todo la onrisa siempre a flor de piel, que es el mejor recibimiento, la mejor bienvenida.Cuando caminabamos por una de las polvorientas calles...un yemenita le dijo a nuestro guía que por favor Carmen se tapara los hombros.

Ibamos por las callejuelas estrechas como por un mundo de colores y ruidos entre multitud de miradas.

Cuando nuestros ojos se detenían más de lo normal en alguna persona ó en alguna escena...sonreían y te decían: "¿sura?" Lo cual quería decir ¿foto? Ellos mismos se ofrecían a posar antes de que nos dira tiempo a pedírselo, normalmente nos colocabamos a su lado y nos hacían un hueco para sentarnos, algunos comían en el suelo con su plato en grupos de cinco ó seis, mientras pasábamos por allí hacían ademán de invitarnos.

Los diferentes puestos del zoco servían como lugar de tertulia entre amigos, allí todo el mundo se conoce y se hecha una mano.

Recorriendo callejuelas llegamos a Bab-Al-Yemen ó Puerta del Yemen es como un punto de referencia para todo, en esta zona los yemenis llevan en la mano inmensos tacos de billetes para cambiar por dólares, parece como si rodara el dinero a manos llenas....un muchacho queno tendrá ni quince añoslleva sobre sus hombros al menos ocho americanas las cuales vende con facilidad después de un estudiado regateo.

Como caminamos mirando a todas partes como si todos nuestros ojos fueran pocos no me doy cuenta y paso rozando un hombre que lleva una serpiente en el brazo, comienzo a gritar y corro, los yemenís me rodean y rien a carcajada como si yo fuera graciosísima, en un momento el guía salta a mi lado y me pregunta si me han echado la serpiente yo le contesto que simplemente me he asustado cuando la he visto.

Hay muchísima vida en el zoco de Sana´a, muchísima.....,a las seis y media de la mañana ya se están montando los tenderetes y dura hasta bien pasada la tarde, las nueve ó nueve y media , lo quepasa que el momento de mayor actividad es la mañana porque a partir de las cuatro todos los comerciantes disfrutan de su sesión de qat y no se molestan en vender.

Los niños también son un punto a destacar en el zoco. Niños bien pequeños que están ya adecuadamente adiestrados en la venta y el el regateo, niños que no van al colegio porque tienen que trabajar para ayudar a la numerosísima familia que tienen, y como no a que su padre de vez en cuando se tumbe a la sombra; niños que están detras de los puestos sentaditos sin moverse con todo muy colocado ó niños que te abordan en las callejuelas cargados de tortas de pan, de jambias ó de cualquier baratija .

El zoco de Sana´a es como un mundo lleno de color, de vida, de sensaciones nuevas.

بيكتوريا