Salimos hacia el Mar Rojo, visitando Mokha para conocer las antiguas casas de los exportadores de café. 
Paramos en un poblado tipo africano donde las chozas son totalmente de hierba, no hay mas de media docena, el sol pega de manera seria en este lugar; como siempre montones de niños salen a recibirnos, las cabras tambien por supuesto siempre presentes. Es un lugar pequeño, no paramos mas de cinco minutos, una joven con un bebe en brazos me toea el vientre con la mano, sonriendo y me pregunta si yo tengo hijos, es muy tímida esta deseando ponerse en las fotos pero no se atreve.
Es un lugar bonito que disfrutamos gracias a que el coche en el que viene el guía se ha parado a cambiar una rueda y l0 hemos dejado atras, si estuviera seguro que nos l0 habríamos perdido, ¡ha merecido la pena!
Vamos en dirección a Khokha el mayor puerto pesquero de esta costa, pero seguimos de largo dejando el pueblo atras para ir directamente a la playa, can l0 cual protestamos ante el guia porque queremos verlo aunque sea cinco minutos y no tirarnos luego dos horas en la playa, pero como siempre no hay con quien tratar ni siquiera nos escucha, siempre dice ... .luego hablamos, y claro el luego nunca llega, ó cuando llega ya estamos en la playa y entonces ya no hace falta.
Al final no resulta tan mal, pues la playa de Khokha es un autentico paraiso, esta llena de palmeras, hay un barco muy antiguo abandonado, las chozas son de hierba oscura, esta lleno de tipicas amacas para la siesta, apenas hay gente, solo el barquero que tendrá siete años y la piel tan negra que parece africano mas que yemenita, sus amigos son aún mas pequeños, ellos mismos se ocupan de todo, tienen un pequeño chiringuito donde venden agua y cocacola, también venden conchas recien cogidas en el agua a cien reales.
Algunos del grupo suben en la barca para cruzar a la isla a bañarse ya que alIí el agua esta asquerosa; Elena y Jaime al menos podran decir que se han bañado en el Mar Rojo.
Nosotras nos adentramos por las palmeras con Jose Luis para hacer pelicula, y descubrimos un poblado muy curioso.
El guía y los conductores se han ido al pueblo a por la comida y nos traen pescado recien salido del mar, estaba riquisimo luego tomamos frutas tropicales y por último el té, fué una comida exquisita en un paraje idílico, rodeados de palmeras comiendo al aire libre, para luego descansar a la sombra en aquellas hamacas tan comodas, era realmente un paraíso para no irse de alli nunca.
Continuamos ruta hacia Zabid que es la polvorienta joya de la Tihama, su esplendor llego en los siglos XVII y XVIII cuando contaba con 240 escuelas coranicas y una universidad de reputación mundial donde se descubrio el algebra. Desde entonces nada ha cambiado.
Zabid es una de las ciudades mas antiguas del pais, no paramos mucho, hacemos un recorrido por las calles y vemos por primera vez mujeres mascando qat. Después de tomarmos un té en el bar y cantar con los niños continuamos ruta.
pero cuando Jaime se acerca a ellas, se retraen , no quieren ponerse a su lado, entonces se coloca en el medio Elena para que asi no tengan miedo, aqui no vemos ni el pueblo .
Es bajarnos de los coches contactar con la gente nos rodean por todas partes, son todos guapisimos y visten ropas de montones de colores, las niñas de seis y siete años llevan en brazos a su hermanito ó hermanita, todos soríen y se sienten felices de posar con nosotros,
yo incluso cojo un bebe en brazos para hacer una foto, siempre digo que cuando una va por lugares en los que no se habla la misma lengua, siempre hay una serie de cosas que pertenecen al idioma universal, como: la sonrisa, el beso, los gestos, la mirada, con todo esto sobran las palabras.
Al anochecer llegamos a Hodeida, una ciudad moderna y comercial crecida en torno al mayor puerto de la Tihama. Los barcos de los pescadores, pintados de vivos colores,salen cada dia a pescar al Mar Rojo.
Entre el pescado traen siempre grandes tiburones que son vendidos en el muelle tras cortarles las aletas codiciadas por los orientales. Los marineros llevan fusiles Kalasbnikov para defenderse de l0s piratas y el pescado se vende en el muelle a pesar del fuerte olor que despide sometido al brutal calor, en un cuadro de colores africanos. 
En los mercados de Hodeidah se venden los productos de la costa: datiles, algodón, tabaco, maiz, flores, mangos y otros frutos tropicales.
Nos instalamos en un hotel antiguo pero muy grande y con mucho personal, nuestra habitación daba a la calle principal por l0 que desprendía un ruido infernal de coches y transeúntes, se veía una ciudad con mucha vida, después de cenar nos trasladamos todos al paseo marítimo incluido el guía, l0 recorrimos de principio a fin caminando, ni siquiera tenia iluminación salvo la que salía de l0s pequeños puestos de golosinas y coca-colas; a pesar de seruna ciudad importante la vida nocturna aqui tampoco existe así que nos fuimos al hotel y pedimos en recepción que nos pusieran un poco de musica disco .
بيكتوريا
